FUENTE: http://tkdciudadexpo.com/aulastkd/taekwondo/lospumses/lahistoriadelospumses.html
Determinar la creación o aparición de los primeros pumses es harto difícil, debido a que no se conoce el momento exacto de su aparición. Pero sí podemos observar la evolución que los mismos han venido teniendo con el paso del tiempo.
En un principio, y basándonos en la tradición y la filosofía del pueblo coreano, se crearon los PALGWES, basados no solamente en la técnica sino también en el CHU-YOK, o Libro de los Cambios, representando una serie de línea enteras o partidas que se agrupaban en trígonos, y que pretenden indicar toda una forma de pensar y sentir de un pueblo.
Posteriormente, y ante los cambios históricos y sociales ocurridos en el pueblo coreano, se trató de modernizar el sistema de los pumses, creándose los HYONS, los cuales no respetaban con exactitud la tradición de los PALGWES, sino que estaban enfocados al aprendizaje exclusivo del Tae Kwon Do. Al crearse la W.T.F., se produjo una ramificación del mismo, creándose a su vez la I.T.F., la cual siguió manteniendo los HYONS como forma de pumse. No así la W.T.F., que creo o recuperó los TAEGUK, que son los pumses actuales y que de alguna forma siguen manteniendo la base filosófica de los PALGWES, aunque con posiciones mucho más modernas y tratando de evitar las influencias chinas que tenían los PALGWES en un principio.
El principio de los pumses es TAEGUK, que comprende dos palabras complementarias: ‘TAE’, que significa grandeza, y ‘GUK’, que significa eternidad. Esta palabra trata de representar el infinito, pues al igual que él, es indefinido, no tiene ni principio ni fin, representando toda forma de vivir y sentir, resaltando toda una filosofía, tanto de vida real como de espiritual.
Los pumses representan ocho ramas de la filosofia oriental, equivaliendo a una serie de signos llamados PALGWES.
El Chuyok o libro de los cambios, fue al principio una colección de signos destinados a fines adivinatorios (oráculos). Los Oráculos se usaban en la antigüedad por doquier, los más arcaicos y primitivos se limitaban a las respuestas de SI o NO. Así también en el caso del Chuyok una decisión adivinatoria de esta índole constituye su base inicial. El SI se señalaba mediante un trazo entero ‘____‘, el NO mediante un trazo partido o quebrado ‘__ __ ‘. Estos trazos son llamados palgwes. No obstante, ya en épocas muy tempranas parecía haber existido la necesidad de mayor diferenciación, y de los trazos simples nacieron combinaciones mediante duplicación:
A éstos se añadiría posteriormente un tercer elemento lineal, formándose los así llamados “Ocho Signos” (Trígramas, que representamos en los ocho pumses básicos). Estos Ocho signos fueron concebidos como imágenes de lo que sucedía en el cielo y sobre la tierra. Reinaba en este sentido el concepto de la perpetua transición de un signo hacia el otro, a la par de la perpetua transición recíproca de los fenómenos entres í que tiene lugar en el mundo. Aquí se nos presenta la idea fundamental decisiva de las mutaciones. Los ocho signos son símbolos de cambiantes estados de transición, imágenes que permanentemente se transforman. La visión no estaba puesta en el ser de las cosas, sino en el movimiento cambiante de las mismas. De este modo, los ocho signos no constituyen reproducciones o representaciones de las cosas, sino de sus tendencias de movilidad. Estas ocho imágenes obtuvieron luego polifacéticas expresiones. Representaban ciertos procesos de la naturaleza que correspondían a su esencia. Representaban a su vez una familia compuesta de padre, madre, tres hijos y tres hijas, no en un sentido mitológico, como el Olimpo griego, sino conservando un sentido abstracto, según el cual no se representaban cosas, sino funciones.
Si recorremos estos ocho símbolos en el sentido en que forman el fundamento del libro de los cambios, obtendremos las siguientes disposiciones, denominadas GWES:
NOMBRE CUALIDAD IMAGEN FAMILIA
Lo creativo Fuerte Cielo Padre
Lo receptivo Abnegado Tierra Madre
Lo sustantivo Movilizante Trueno 1º Hijo
Lo abismal Peligroso Agua 2º Hijo
Aquietamiento Quieto Montaña 3º Hijo
Lo suave Penetrante Viento 1ª Hija
Lo adherente Luminoso Fuego 2ª Hija
Lo sereno Regocijante Lago 3ª Hija
Tenemos pues, en los hijos, el elemento movilizador en sus diversos estadios: comienzo del movimiento, peligro en el movimiento, descanso y consumación del movimiento. En las hijas vemos el elemento de la entrega, la abnegación en sus diversos estadios: Una suave penetración, claridad y adaptación, serena calma.
Para obtener luego una diversidad mayor aún, pronto se combinaron también estas ocho imágenes, obteniendo los 64 signos o hexagramas, que se componen de 6 trazos positivos o negativos.
Los signos pueden ser observados desde distintos puntos de vista, el premundano y el intramundano. En el premundano los signos se relacionan por pares, pero sus efectos no se perturban, sino que sostienen un recíproco equilibrio. En el intramundano la relación es con los hombres y sus distintas facetas y trabajos.
Esto relacionado con los pumses, nos indica que estos tienen una dualidad, tanto física (ataques, defensas) como espiritual (es necesaria una concentración, sentir dentro cada movimiento, ejecutarlo tratando de demostrar lo que sentimos) y nos relaciona un poco más en los movimientos en que representamos una tradición, movimientos que se realizan lentamente y con una gran concentración. En estos movimientos siempre se representa el YING -YANG, una fuerza se opone a otra: Ante una fuerza que se nos opone (YANG), que debemos vencer, defender o absorber, la cual no solo es física, sino también psíquica (espiritual), realizamos una técnica (YING), una defensa, una absorción del ataque contrario, con la máxima concentración del movimiento.
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